La aportación europea de los celtas

A finales de la Edad del Bronce vivía en Galicia una población densa y dispersa, dedicada a la ganadería, a la agricultura y a la extracción de cobre, estaño y oro. Esta población se mezcló con el pueblo celta, dando lugar a la cultura de los castros.

Los celtas eran un pueblo que procedía inicialmente de las orillas del mar Caspio y las montañas del Cáucaso. Progresivamente se fue desplazando hacia el occidente europeo, llegando hasta la península Ibérica.



La aportación más importante de estos grupos es la técnica del hierro, desconocida por una población que todavía se dedicaba al bronce.