D. Jesús López Rodríguez

Jesús López Rodríguez, nació el 12 de diciembre de 1938 en Valdoviño( A Coruña).
Fue a la escuela de frailes de Baltar, y a la edad de 15 años se vió obligado, debido a la situación económica de su familia, a dejar los estudios para trabajar en Sedes.
Con 20 años, comenzó el servicio militar obligatorio, entrando a formar parte de la brigada paracaidista, siendo destinado a Madrid, Las Palmas de Gran Canaria y finalmente a África, a la región del Aaiun, llevando a cabo misiones de protección de los nativos.
Tras 2 años de servicio, volvió a Galicia, donde desempeñó diferentes profesiones durante el resto de su vida.
Contrajó matrimonio con Elena Rodríguez Souto, en el año 1966.
Tuvieron 4 hijos: Jesús, Nieves, José Manuel y Laura.
Actualmente, reside en su pueblo natal.



La organización político social (Castreños)

A pesar del individualismo que supone la forma de poblamiento de los castros, poco propicio para la organización política, a través de los autores clásicos se conocen varios grupos que formaban parte de los callaeci. En la organización político-social del mundo castreño se distinguen varios niveles o unidades sociales.


Como unidad básica funcionaba la familia, y sobre ella, agrupando a varias, aparecía la centuria. Esta organización era dirigida por un colegio de ancianos y por los más destacados en la guerra. Su lugar de resistencia era el castro. De forma que cada castro agrupaba a varias familias organizadas en una centuria.

Estas centurias formaban parte de una unidad superior que se conoce como populi (pueblos o tribus), que habitaban un territorio determinado poblado por varios centros. Ejemplos de estos populi son los ártabros , que habitaban las tierras de las Mariñas y Bergantiños, los caporos, en la comarca compostelana, los grobios, en O Rosal y O Condado, los lemabos, en tierras de Lemos, y muchos, y muchos otros esparcidos por todas las comarcas de Galicia.

Aunque se desconoce si estos populi eran núcleos políticos organizados, es seguro que funcionaban como una organización de tipo popular asentada sobre un área territorial, cuyos límites fueron respetados, en muchos casos, hasta la Alta Edad Media.

El conjunto de los populi formaba, de cara a los observadores extranjeros, una unidad superior denominada callaeci tuviesen una organización política homogénea, sino que se refiere a una designación étnico-geográfica. Sin embargo, para los extrajeros, estos callaeci constituían una unidad, un conjunto; de lo que se deduce que Galicia comenzaba a funcionar como una unidad superior, distinta de los demás pueblos.

D.ª María Antonia Souto Piñeiro


1903-1981
Esposo: José Rodríguez Aneiros
Hijos: María, Hermitas, Delfino, Enrique, Filomena, Jaime y Elena.
Hijos políticos: Constantino, José y Jesús 

Las formas de vida (Castreños)

Mediante los restos arqueológicos y las descripciones literarias se puede reconstruir el modo de vida de estas gentes que habitaban los castros. Según el geógrafo Plinio, esta población era muy numerosa y desarrollaba múltiples actividades: caza y pesca, agricultura y ganadería, industria y comercio.

La actividad cazadora se ha comprobado en excavaciones de varios castros y la pesca tenía gran importancia en las zonas costeras por la práctica frecuente del marisqueo. Pero los recursos económicos fundamentales procedían de la actividad agropecuaria y del comercio de los minerales.

La agricultura estaba basada en el cultivo de cereales y leguminosas y se complementaba con la recolección de frutos silvestres,como la bellota, de la que obtenían pan. Se han encontrado varios instrumentos agrícolas (hoces, azadas) y muchos molinos de mano, lo que indica una actividad agrícola bastante adelantada, aunque algunos autores la califiquen de "horticultura", más que agricultura propiamente dicha.

La ganadería sigue siendo, como en las etapas anteriores Megalítico y Edad del Bronce, una actividad básica y principal fuente de riqueza. Estrabón cita la cabra como animal muy aprovechado por estas gentes, y en varios castros se han hallado restos de otros animales (ovejas,                                                             vacas y cerdos).

Los recursos mineros de Galicia eran muy grandes y de ellos no se cansan de hablar los autores clásicos. La explotación del estaño, cobre, hierro y, sobre todo, de minerales preciosos, como el oro, posibilitó el desarrollo de una metalurgia que dejó muestras tan perfectas como los torques, diademas y arracadas de la orfebrería castreña.

En relación con esta actividad metalúrgica está el comercio, dedicado al intercambio de productos minerales a cambio de sal y vino. Las rutas comerciales más importantes se dirigían hacia el sur de la Península, aunque tampoco haya que descartar una posible relación, por vía marítima, con los pueblos de Bretaña y las Islas Británicas.

Los castros

Los castros son el tipo de construcción más generalizado por todo el noroeste hispánico durante la Edad del Hierro. Sin embargo, los castros de la actual Galicia y del norte de Portugal constituyen el núcleo básico y mejor definido de este tipo de hábitat. Estas construcciones sirvieron en sus distintas etapas para residencia de la población y también como recinto defensivo.
Su carácter defensivo puede observarse en múltiples aspectos:por la forma oval o circular y por estar emplazados en promontorios y lugares altos, que facilitan su defensa ; además de estas ventajas del emplazamiento, la mayoría de los castros presenta una fortificación hecha a base de varios muros escalonados, terraplenes y fosos. En algunos casos se aprovechan accidentes naturales,como los ríos,para reforzar sus sistema defensivo.

En el interior de los castros se han hallado restos de viviendas habitadas e incluso de una rudimentaria urbanización  , aunque ésta pueda deberse a influencias romana posteriores, como sucede en el castro de Viladonga (Terrachá).
Sin embargo, no todos los castros presentan síntomas de haber sido habitados de forma regular. En estos casos se supone que su función sería la de servir de residencia temporal o de refugio en caso de guerra. Posiblemente, algunos de estos castros fueron construidos con motivo de la lucha de los castreños contra las tropas romanas.
Las viviendas del interior de los castros eran casi todas de forma circular y de dimensiones reducidas. Estaban construidas, en sus comienzos, con materiales vegetales y barro, y posteriormente, con muros de piedra.












Algunos castros de grandes dimensiones encerraban en su interior innumerables viviendas que incluso formaban barrios entre si y tenían servicios colectivos, como el agua. Estos castros grandes se denominan citanias y son buenos ejemplos de ellas las de Briteiros, en Guimarães (Portugal), y Santa Tecla, en O Rosal (Pontevedra).
La forma de las viviendas y el mismo emplazamiento de los castros han tenido gran pervivencia en la historia de Galicia. Las casas de  tipo circular todavía existen en las montañas orientales de Lugo y muchas iglesias y ermitas se han construidos sobre viejos castros. Esta pervivencia de los castros como lugar de asentamiento de la población lo confirma la gran tradición folklórica que en torno a ellos se ha conservado. En muchos lugares, creen que han sido obra "dos mouros".


La aportación europea de los celtas

A finales de la Edad del Bronce vivía en Galicia una población densa y dispersa, dedicada a la ganadería, a la agricultura y a la extracción de cobre, estaño y oro. Esta población se mezcló con el pueblo celta, dando lugar a la cultura de los castros.

Los celtas eran un pueblo que procedía inicialmente de las orillas del mar Caspio y las montañas del Cáucaso. Progresivamente se fue desplazando hacia el occidente europeo, llegando hasta la península Ibérica.



La aportación más importante de estos grupos es la técnica del hierro, desconocida por una población que todavía se dedicaba al bronce.